MANOS ÁSPERAS

Tengo las manos ásperas, pero hay pan en la mesa.

Tengo las manos ásperas, pero hay luz en la casa.

Tengo las manos ásperas, me honra su aspereza,

porque así fueron todas las gentes de mi raza.

No me avergonzó nunca mi heredada pobreza

ni me achicó tampoco la humidad de mi traza.

Tengo las manos ásperas, pero hay vino en la mesa,

Tengo las manos ásperas, pero hay paz en la casa.

Mientras en ricos guantes tú las tuyas confundas

yo, por llenarme todo de asperezas fecundas

quisiera veinte manos, en lugar de estas dos.

Pues si pulir un rumbo me dejó tales huellas

después de haber pulido la luz de las estrellas,

¡que ásperas las manos le habrán quedado a Dios!

Este poema lo tengo en ese famoso cuaderno que te conté, donde guardo frases y reflexiones desde hace mucho tiempo. Sus hojas ya están amarillentas con el paso del tiempo, pero la poesía sigue emocionandome como en aquellos tiempos.

Hoy, donde todo se busca por el lado fácil, por el todo rápido, por lo uso y tiro, este poema me hace pensar en el trabajo continuo de una persona que a diario se esfuerza por llevar su pan a la mesa. Con tanto sacrificio, pero con la conciencia limpia y tranquila porque lo que hizo fue lo que estaba bien.

Deseo que hoy, puedas estar contento con el trabajo que estás realizando, que te sientas privilegiado por tenerlo, a pesar de tantas luchas que puedas tener.

Hoy podés estar agradecido por eso, o quejarte porque no te va mejor.

Yo elijo lo primero. Ser agradecida y hacer que mi pequeño mundo se llene de colores, en lugar de quejarme por la situación.

Está en vos, decidir qué actitud tomar !!