jueves, 21 de abril de 2011



DESDE MI CRUZ A TU SOLEDAD.
(Circula por la red)


Te escribo desde mi cruz a tu soledad, a ti, que tantas veces me miraste sin verme

y me oiste sin escucharme.



A ti, que tantas veces prometiste seguirme de cerca y sin saber porqué te distanciaste

de las huellas que dejé en el mundo para que no te perdieras.


A ti, que no siempre crees que estoy contigo, que me buscas sin hallarme

y a veces pierdes la fe en encontrarme,

a ti, que a veces piensas que soy un recuerdo

y no comprendes que estoy vivo.


Yo soy el principio y el fin,

soy el camino para no desviarte,

la verdad para que no te equivoques,y la vida para no morir.



Mi tema preferido es el amor, que fue mi razón para vivir y para morir.

Yo fui libre hasta el fin, tuve un ideal claro y lo defendí con mi sangre para salvarte.

Fui maestro y servidor, soy sensible a la amistad, y hace tiempo que espero

que me regales la tuya.

Nadie como yo conoce tu alma, tus pensamientos, tu proceder,

y sé muy bien lo que vales.

Sé que quizas tu vida parezca pobre a los ojos del mundo, pero Yo sé que tienes

mucho para dar,y estoy seguro que dentro de tu corazón

hay un tesoro escondido, conócete a ti mismo, y me harás un lugar a mi.


Si supieras cuánto hace que golpeo las puertas de tu corazón y no recibo respuestas.

A veces también me duele que me ignores, y me condenes como Pilatos,

otras , que me niegues como Pedro y que otras tantas me traiciones como Judas.

Y hoy, te pido paciencia para tus padres,

amor para tu pareja,

responsabilidad para con tus hijos,

tolerancia para los ancianos,

comprensión para todos tus hermanos,

compasión para el que sufre,

servicio para todos.

Quisiera no volver a verte egoista,

orgulloso, rebelde, desconforme, pesimista.

Desearía que tu vida fuera alegre, siempre joven y cristiana.


Cada vez que aflojas, búscame y me encontrarás,

cada vez que te sientas cansado,

háblame, cúentame.

Cada vez que creas que no sirves para nada,

no te deprimas,

no te creas poca cosa,

no olvides que yo necesité de un asno

para entrar en Jerusalem

y necesito de tu pequeñez

para entrar en el alma de tu prójimo.



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