domingo, 19 de diciembre de 2010

TERCERA EDAD
Señor, que has dividido la vida del hombre en etapas y que has hecho la vejez, no permitas que yo me convierta en uno de esos viejos gruñones, siempre dispuestos a denigrar, a protestar, a gruñir, a refunfuñar, que se entristecen a si mismos y resultan insoportables a los demás.

Consérvame la sonrisa y la risa aunque muestre mi boca desdentada o mis dientes postizos.

Consérvame el sentido del humor, que sabe poner las cosas, las personas y a mi mismo en su justo lugar, que nos permite reírnos de nuestros propios males y transformar nuestras penas en objeto de simpáticas bromas.

Haz de mi Señor, un viejo sonriente, que no pudiendo ya dar grandes cosas a mis hermanos, les dé al menos un poco de alegria.

Señor que has plantado en mi pecho un corazón de carne para amar y ser amado, un corazon semejante al de tu Hijo, no permitas que me convierta en un viejo egoista, acurrucado y encapsulado sobre mi pequeño yo, encerrado en mis limitaciones como entre cuatro paredes, azarado continuamente al temor de lo que me falta, de lo que me puede faltar y de las corrientes de aire.

Consérvame un corazón abiero, y unas manos dispuestas a apretar a otras manos y a abrirse para dar.

Bendice, Señor, a los que tienen comprensión de mis pasos vacilantes y mis manos temblorosas.

Bendice a los que saben que hoy mis oidos van a sufrir para entender a otros.

Bendice los que apartan los ojos, como si no vieran, cuando se me cae el café del desayuno.

Bendice a los que nunca me dicen "es la segunda vez que cuentas lo mismo"

Bendice a los que tienen el donde hacerme evocar los días felices de otros tiempos.

Bendice a los que adivinan que no sé ya como encontrar fuerzas para llevar mi cruz.

Bendice a los que endulzan con su amor los días que me quedan de vida, en este viaje hacia la casa del Padre.

Enviame a alguien, Señor, que tenga tiempo para estar conmigo, que venga a verme y rompa el pesado silencio de mis dias, que me sonría y piense conmigo, que se sienta libre para poner su mano en mi cora´zón y sacar a la luz mis más intimos pensamientos.


Esta reflexión que circula por la red,nos enfrenta a los sentimientos de las personas de la tercera edad. Muchas veces, que no entendemos.
Ojalá nuestra vida pueda estar tan plena que cuando lleguemos a esos años donde "no hay en ellos complacencia", podamos ser personas amables, no resentidas, y felices de lo que hemos vivido, a pesar de no tener muchas fuerzas para manifestarlo.
No sé si este es un tema que te preocupe mucho, pero me pareció interesante tambien ponerlo en el blog. Para hacerlo variado, y tocando tambien una problemática de la sociedad.
Que tengas una excelente jornada. Gracias por haberme visitado, y no te pierdas.....

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